Thursday, November 24, 2011

Edith S.

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Al atardecer refresca el día...

 
I
Al atardecer refresca el día...
Bebe el calor de mi mano,
mi mano tiene la misma sangre de la primavera.
Toma mi mano, mi blanco brazo,
toma el ansia de mis menudos hombros...
Qué maravilloso sería sentir
en una noche, en una noche como ésta,
el peso de tu cabeza sobre mi pecho.

II

Arrojaste la rosa roja de tu amor
en mi blanco seno-
Entre mis febriles manos aferro
la rosa roja de tu amor que pronto se marchita...
Oh tú, Emperador de gélidos ojos.
acepto la corona que me tiendes,
la que me dobla la cabeza hacia el corazón...

III
Hoy vi a mi dueño por vez primera,
temblando, al instante lo he reconocido.
Ahora siento su pesada mano sobre mi brazo leve...
¿Dónde está mi sincera risa de doncella,
mi libertad de mujer de cabeza altiva?
Ahora siento su férreo abrazo
alrededor de mi cuerpo estremecido,
ahora oigo el duro estruendo de la realidad
contra mis frágiles, frágiles sueños.

IV

Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado.

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